La compañía de seguros más grande
de Estados Unidos, la Metropolitan Life Insurance Company, elaboró en 1943 unas
tablas que relacionaban el peso de hombres y mujeres con su riesgo de
mortalidad. Lo hizo para ajustar en base a ellas las cuotas de sus asegurados y
las denominó con el desafortunado nombre "tablas de peso ideal". Ello
generó malas interpretaciones y estigmatizó a las personas que no encajaban en
ese quimérico peso. Así que la compañía, para reparar el desaguisado, denominó
a sus tablas con un calificativo más modesto: "peso deseable".
Término que, de nuevo, no era apropiado: la población malinterpretó que ese
peso era el que reducía enfermedades, mejoraba el rendimiento laboral o
deportivo, o se traducía en una mejor apariencia física. No era el caso.
Hoy en día sabemos que el rango
de peso asociado a un menor riesgo de enfermedades es muy amplio (unos 10 kilos
de flexibilidad) y no se limita a un estrecho margen de cifras, tal y como
sugerían aquellas tablas. Por desgracia, el concepto "peso ideal" ha perdurado
hasta nuestros días.
¿Qué es el peso normal?
El peso normal se define hoy
mediante un cálculo denominado "Índice de Masa Corporal" (IMC). Para
averiguar nuestro IMC debemos dividir los kilos que pesamos por nuestra altura,
expresada en metros y elevada al cuadrado, y la horquilla de lo que se entiende
por peso normal es muy amplia.
Ahora bien, incluso si padecemos
sobrepeso u obesidad, debemos tener presente que las personas con exceso de
peso que realizan ejercicio físico de forma habitual pueden presentar menos
riesgo de padecer enfermedades del corazón o cáncer que las personas
sedentarias pero con peso normal. Este dato, aportado por dos estudios
publicados en febrero y
en septiembre de
2012, demuestra que el IMC no predice en todos los casos el riesgo de
enfermedad o de mortalidad.
Si a ello le sumamos el papel que
desempeña en la salud seguir una alimentación
saludable o evitar los efectos negativos del tabaco o del
alcohol, el mensaje que los expertos quieren transmitir está claro: el
peso saludable no es una dieta, sino un estilo de vida
El mito del peso perfecto
El IMC lo utiliza la comunidad
científica de manera
oficial, y hoy lo recomiendan todos
los estamentos de referencia. Sin embargo, está comprobado que en occidente,
junto a nuestra cultura del consumismo, convive todavía la
fantasiosa idea de conseguir un "peso perfecto".
Así pues, las encuestas muestran que nuestras
definiciones de qué es un peso normal se alejan vertiginosamente de lo que
sugieren las autoridades sanitarias. Muchas mujeres consideran que el peso
ideal es la "delgadez extrema", en cambio la mayor parte de los
hombres prefieren mujeres con curvas. Después de comprobar estos datos, es
lógico que una gran parte de adolescentes y adultos estén insatisfechos con su
cuerpo.
- Los medios de comunicación. El patrón actual de las y los modelos de moda transmite un erróneo ideal de delgadez extrema, en el caso de las mujeres, o atlético, en el caso de los hombres. El cuerpo femenino que nos muestra los medios ha sufrido una profunda metamorfosis: las mujeres son más altas, sus caderas son más estrechas y su cintura es más ancha. Cabe decir que este es un patrón alejado de lo que los varones consideran como atractivo. Hablemos de algo tan simple como el juguete que todas las niñas hemos tenido en nuestra infancia: Barbie. ¿Es normal que Barbie no haya dejado de adelgazar desde su aparición en 1959? Un estudio de la Universidad e Yale detalla que si una mujer quisiera parecerse a Barbie debería crecer 61 centímetros, aumentar su pecho en 12,5 centímetros, alargar su cuello en 8 centímetros y reducir su cintura en 15,2 centímetros. Para parecerse a Ken, los varones deberían crecer 51 centímetros, sumar 28 centímetros al tórax y abultar 20 centímetros el perímetro del cuello. ¿Difícil, no?
- Imagen irreal de lo que es un cuerpo
normal. Hoy en día nos rodea un bombardeo de imágenes corporales que
glorifican la juventud, de mensajes que alzan la delgadez y de productos
que prometen juventud y belleza (normalmente fraudulentos, y no, no son
baratos). La sociedad oculta a las personas con defectos, arrugas,
invalideces, obesidad...
Todas estas imágenes
distorsionadas de lo que es el cuerpo perfecto pueden contribuir a
los trastornos de comportamiento alimentario y a que confundamos nuestro
concepto de peso corporal normal. Multitud de estudios han observado que
exponer modelos delgadas a chicas jóvenes disminuye, de forma inmediata, su
satisfacción corporal, mientras que exponerlas a modelos con un peso normal o
con sobrepeso no produce este efecto.
Pero sin embargo, ¿cual es el coste de poseer estos cuerpos tan deseados
como odiados?
Partiendo de la base de que estos
"cuerpos perfectos" que vemos diariamente en los medios de
comunicación (porque en la calle no se ven, por si no os habíais dado cuenta)
pueden llegar a causar obsesión, también suponen un gran gasto económico,
normalmente no al alcance de todo el mundo: Gimnasio, ropa, cirugías, dietas,
suplementos dietéticos y deportivos, revistas, libros, nutricionistas...
¿Realmente merece la pena? Para muchos indudablemente sí, para muchos otros,
estos objetivos son fisiológicamente imposibles de conseguir.
Basado en:
http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/alimentos_a_debate/2013/02/13/215795.php
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